miércoles, 16 de septiembre de 2015

Limpieza de minerales, piedras y gemas.



Siempre que vayamos a trabajar con piedras, a llevarlas puestas o a tenerlas en nuestro hogar, hay que limpiarlas. Las piedras tienen gran facilidad para absorber las energías de quienes las tocan, de los lugares donde están, e incluso de quienes las observan y la intención con la que lo hacen. Reciben la energía de nuestras emociones y de las emociones de quienes las contemplan, ya estén éstas equilibradas o estén en desequilibrio.

Si las utilizamos en terapias de sanación  deben ser limpiadas y purificadas para utilizarlas con cada paciente.

Los minerales, piedras y gemas también reciben la energía del sol, de la luna, de los cambios atmosféricos, de los animales, de la tierra…

Si no las limpiáramos y las utilizamos para sanación o para potenciar determinados aspectos de nosotros mismos, podrían generar el efecto contrario a lo que pretendemos al utilizarlas, por todas esas energías que van recogiendo y que alteran su funcionamiento.

Evidentemente, esta limpieza que hacemos a nuestros minerales, es una limpieza para las influencias externas que el mineral recibe, para eliminar esas energías que ha absorbido que no son realmente suyas pero que sí puede transmitir si son utilizadas tanto de forma personal como para terapias. Lo que no podemos hacer de ningún modo es cambiar las energías que la Madre Tierra, a través de millones de años, ha dado y depositado a cada mineral.

Hay distintos métodos que pueden utilizarse para limpiar y purificar o recargar los minerales, piedras y gemas. A mí me gusta hacerlo particularmente en los días de luna llena, porque la energía de la luna llena es muy especial y potente, ya que aporta además una carga de energía extra a los minerales. Pero evidentemente no es necesario esperar a la luna llena para limpiar nuestras piedras si necesitamos hacerlo antes. Otro momento idóneo para hacer estas limpiezas sería en cuarto creciente. Lo que sí es conveniente, en cualquier caso, es poner nuestras piedras a recargar los días de Luna Llena, ponerlas simplemente en un bol o cuenco de cristal a ser posible, sin nada más. De igual modo podemos poner también los colgantes, anillos o pulseras.

- LIMPIEZA CON AGUA Y SAL

Es el método más corriente  y más utilizado.

Si es posible utilizar directamente agua del mar, sería mejor porque el agua marina ya contiene todos los oligoelementos necesarios para ayudarnos a limpiar y cargar nuestros minerales, piedras y gemas.

Necesitamos:

- Un cuenco preferiblemente de cristal donde poner nuestras piedras.
- Agua del mar si tenemos, o en su defecto agua del río o del grifo a la que añadiremos sal.
- Sal del Himalaya (y si sólo tenemos sal gorda o sal normal, utilizamos la que tengamos en casa).

Como os he comentado, si este ritual lo hacemos en día de Luna Llena, beneficiamos además a nuestros minerales con una inyección de energía muy especial y lo notaréis en el brillo que les queda después a los minerales.

Cogemos el cuenco, lo llenamos con agua del mar, del río o del grifo, dependiendo de dónde nos encontremos en ese momento, le echamos tres pizcas de sal y removemos tres veces en sentido de las agujas de reloj con el dedo índice de nuestra mano de poder (derecha para los diestros, izquierda para los zurdos). A continuación colocamos las piedras que queramos limpiar en el cuenco, y lo dejamos toda la noche a la luz de la luna llena, de esta forma el agua con sal las limpiará y la luna llena las purificará. Es importante echarle sal al agua pues la sal absorbe las energías que queremos eliminar de las piedras.

Después de toda la noche, cogemos el cuenco. No importa si le dan algunas horas el sol, pero sería conveniente quitarlas al amanecer o un par de horas después como mucho.

Ahora es el momento de usar el agua corriente. Si vamos a usar el agua marina o de un río, metemos el cuenco, sin quitarle el agua, en una red, de forma que podamos atarla a algún sitio, podamos meter el cuenco en el agua para que no perdamos ni las piedras, ni el cuenco en el que están. Si no tenemos a nuestra disposición un río o el mar, como es mi caso, las dejamos debajo de un grifo abierto. Tendrán que permanecer allí de 10 a 20 minutos. Esta operación se hace para que el agua elimine los restos de sal “sucios” de las energías que queremos eliminar, de otra forma esos restos quedarían ahí e influenciarían en la piedra. Luego es conveniente limpiar bien la sal restante de cada piedra, cogiéndolas y dejándolas individualmente en nuestra mano de poder bajo el grifo, mientras visualizamos como los últimos resquicios de energía sobrante de la piedra desaparecen.

- LIMPIEZA CON EL SOL

Necesitamos:

- Un día soleado.
- Un cuenco preferiblemente de cristal donde poner nuestras piedras.
- Agua del mar si tenemos, o en su defecto agua del río o del grifo a la que añadiremos sal.
- Sal del Himalaya (y si sólo tenemos sal gorda o sal normal, utilizamos la que tengamos en casa).
-  Cualquier tipo de fuente de agua corriente (un río, el mar, el grifo de casa…).

La limpieza es muy parecida a la del agua con sal, la diferencia es que ahora, en lugar de poner las piedras a la luz de la luna, las ponemos a la luz del sol y las dejamos entre 3 y 4 horas expuestas a la luz directa del sol. Si estamos en verano será suficiente con 3 horas, en invierno podemos dejarlas 4 horas. Las piedras deben estar dentro del cuenco con el agua salada y expuestas directamente a los rayos de la luz solar.

El resto del proceso es igual que en el caso anterior.

- LIMPIEZA CON LA TIERRA

Necesitamos:

- Un lugar para enterrar las piedras.

Esta es una limpieza que se debería hacer de tanto en tanto, pues los minerales, piedras y gemas nacen de la Madre Tierra, recogieron su energía prístina de la Tierra y es conveniente que de vez en cuando vuelvan a recordar sus orígenes y a recargarse con su energía vital.

Es conveniente enterrarlas durante unos 7 días aproximadamente en un lugar seguro. Si no encontramos o disponemos de ningún lugar propio donde poderlas dejar, podemos recoger un poco de tierra y hacerlo en nuestro cuenco de cristal en casa, como las otras limpiezas. Ponemos parte de la tierra en el cuenco, depositamos nuestras piedras y cubrimos con el resto de la tierra.

Transcurrida esta semana, sacamos los minerales, piedras y gemas que hayamos puesto en nuestro cuenco para energetizar y limpiar y las ponemos bajo el chorro de agua del grifo secándolas cuidadosamente con un paño de algodón  después. Si quieres comprobar si la energetización y la limpieza de las piedras ha sido correcta, puedes utilizar un péndulo o cualquier otro método que conozcas, como por ejemplo a través de un test kinesiológico que consistiría en hacer unas cuantas respiraciones profundas y dejar la mente en calma, coger la piedra con tu mano de poder (diestra o sinistra), cerrar los ojos suavemente y dejar sentir hacia dónde se balancea tu cuerpo. Si se inclina ligeramente hacia adelante es que está limpia y si lo hace hacia atrás es que debes volver a limpiarla porque aún quedan energías residuales en ella. Ponla debajo del grifo y vuelve a limpiarla ayudándote con tu mente y frotándola suavemente entre tus dedos visualizando e imaginando que de esa forma queda limpia de energías negativas.

Este método es muy útil para recargar y energetizar aquellos minerales o piedras que se han desgastado enérgicamente, perdiendo algunas de sus propiedades.

- LIMPIEZA CON LOS CUATRO ELEMENTOS

Necesitamos:

- Un cuenco de agua.
- Una vela roja.
- Una vara de incienso.
- Un plato con tierra o con sal.

Este es el medio más complejo. Se suele usar cuando no tenemos a disposición los lugares adecuados para hacer el resto o como sucede con algunas piedras (que indicaré al final), que no se pueden limpiar con agua o con sal. Este método sí que nos llevará menos tiempo.

Preparamos una mesa o un altar. Colocamos el cuenco con agua en el Oeste. Encendemos la vela y la colocamos en el Sur. Encendemos el incienso y lo colocamos en el Este y para terminar, ponemos el cuenco con tierra en el Norte. En medio de todo esto la piedra que queremos limpiar.

Cuando esté todo listo, hacemos unas cuantas respiraciones profundas, nos centramos en el trabajo que vamos a realizar y detenemos nuestra mente. Nos dirigimos al norte, al plato con sal o tierra. Colocamos la piedra allí, la enterramos y decimos algo como:

“Yo te llevo de nuevo a tu origen, la Tierra y ella te purificará”.

Nos concentramos unos minutos mientras visualizamos cómo la tierra absorbe las energías que queremos limpiar de la piedra.

La sacas de ahí, la limpias un poco con la mano y la pasas sobre el humo del incienso, unas 9 veces, de derecha a izquierda, mientras dices:

“Yo te llevo al humo y el aire se encarga de purificarte”.

Observa como el humo pasa por la piedra, la atraviesa y se lleva las energías perturbadoras.

Luego pasas la piedra por la llama de la vela varias veces y rápidamente, para evitar quemarte, mientras dices:

“Yo te llevo al fuego y la energía transmutadora de la llama te purifica”.

Visualiza como el fuego quema las energías negativas de la piedra.

Para terminar colocas la piedra en el agua, y dices:

“Yo te llevo al agua y la energía limpiadora del agua te purifica”.

Visualiza el agua lavándola y limpiando sus energías.

Comprueba con la forma que he dicho anteriormente si la piedra ésta limpia, sino lo está repite el ritual cuantas veces sea necesario y la piedra estará lista para ser usada.

Las frases que he escrito son simples pero eficaces. Puedes cambiar las palabras, hacer frases más complicadas. Recuerda que la magia está en ti, y que eres perfectamente capaz de crear tus propias palabras.

Algunos minerales, piedras y gemas necesitan unos cuidados especiales.

Hay algunas piedras que por sus cualidades y composición no se pueden limpiar con determinados procedimientos porque las dañaríamos.

Por ejemplo hay algunas que no se pueden limpiar con agua y sal porque la sal las perjudicaría, o bien se derretirían con el agua. Entre estas piedras se encuentran todas aquellas que estén engarzadas en plata, la pirita, los metales o las que contienen grandes cantidades de metal en su composición, la halita o selenita, o el lapislázuli por contener incrustaciones de pirita, el ópalo, el ámbar, las esmeraldas, la malaquita o las turquesas.

Hay también piedras que no deben ser expuestas al sol porque si lo hiciéramos perderían el color o el brillo y se debilitarían. Estas son, por ejemplo, la amatista, el cuarzo rosa (o cualquier cuarzo con color), el ópalo, el zafiro o las ágatas. Generalmente todas aquellas piedras que tengan un color semitransparente. Las turmalinas, por ejemplo gustan de lugares oscuros y resguardados.

Hay piedras de carácter lunar que se verán beneficiadas si son expuestas a la luz de la Luna en período creciente y en Luna llena. Estas piedras son el cuarzo blanco, la selenita, la amatista, la esmeralda y la piedra de Luna. (¡¡¡Cuidado con exponer durante mucho tiempo la selenita a la luna si hay un alto índice de humedad!!!)

Hay que mantener el entorno de las piedras limpio, con velas, incienso y flores frescas siempre que sea posible. Sin olvidar además nuestro poder mental e intención y la ayuda que tenemos utilizándolo en todo cuanto nos rodea.

Si una piedra o cristal se rompe o pierde totalmente su poder curativo debido a un exceso de trabajo, no deben despreciarse jamás.

Podemos revitalizar los minerales, piedras y gemas enterrándolos en nuestro jardín, o en nuestras macetas, no solo ayudarán a las plantas sino que, con el tiempo, pueden ir recuperando su fuerza.

Lo podemos hacer también tirándolos al mar; sobre todo donde haya acantilados. Se purificarán, se renovarán y el mar las pulirá. Quizás un día la encuentre un niño, y comenzará de nuevo su beneficiosa labor.

Los minerales, piedras y gemas se pueden cargar, programar y preparar de forma personalizada para el beneficio de las personas y ayudarles a paliar sus dolencias, a salir de determinados procesos de ansiedad, depresivos, etc. y también para ayudar a potenciar las capacidades de cada uno. Si tú crees que puedes hacer este trabajo y resuena contigo, llegará a ti el modo personal de hacerlo. También pueden ser cargadas utilizando un cuenco de cuarzo o tibetano en su defecto y haciéndolas vibrar dentro de él, etc. Ese método se utiliza mucho para hacer amuletos personalizados que ayuden a potenciar las capacidades de cada persona o para ayudarles a superar algún momento trágico o traumático en su vida.

Debemos acostumbrarnos a no tocar las piedras de los demás, si vemos a algún conocido y lleva un colgante, en vez de tocarlo directamente (que es un inercia generalizada que casi todos padecemos :)), podemos admirarlo y preguntarle qué piedra es y para qué sirve, pero nunca llevar nuestra mano hasta ella porque si lo hacemos la persona tendrá que limpiarla después (salvo que al programarla haya decretado que su piedra no recoja las energías de aquellos que la toca). Lo mismo ocurre si son las piedras que tienes en tu hogar y las visitas las tocan físicamente.

Sin embargo, si vamos a comparar un mineral o una piedra, sí debemos cogerla en nuestras manos para sentir su energía y así sabremos si la piedra nos ha elegido como dueños o no. Me ocurrió con un péndulo de cuarzo. Yo ya tenía péndulo, pero fui a casa de un amigo que vende piedras y minerales y ese cuarzo conectó conmigo de un modo especial. Me sentí muy atraida hacia él, aunque yo tenía en casa ya puntas de cuarzo del mismo tipo. Al final opté por probar el test kinesiológico en él y saltó literalmente a mi mano para no despegarse de ella. Evidentemente lo compré y ahora es mi péndulo predilecto.

Los minerales, las piedras y las gemas son un regalo de la naturaleza donde se guardan todas la memorias olvidadas desde la creación, desde el principio de los tiempos. Ellas nos ayudan a sanar, a eliminar bloqueos, a equilibrar nuestros puntos energéticos, conocidos también como chakras y a potenciar todas nuestras capacidades, nos ayudan a evolucionar y a seguir siempre adelante.

Con ellas también se pueden hacer elixires, que al ingerirlos nos ayudan y benefician con nuestras dolencias y nos devuelven parte de esa energía vital que perdemos en el día a día y que no sabemos cómo recuperar, por eso, en algunas ocasiones nos enfermamos, porque perdemos con facilidad la conexión con la Madre Tierra que es quien nos alimenta y sostiene energéticamente y de donde podemos extraer de nuevo las ganas de vivir y la fuerza para reafirmarnos, aceptarnos y creer en nosotros para poder conseguir de nuevo el equilibrio.

Cuando alguien cree que algo le ayuda, sin ninguna duda, le ayuda. Y cuando no lo cree, aunque la ayuda esté ahí, no lo apreciará y no se dará cuenta de ello. La piedra seguirá apoyándolo, pero su fuerza no será tan potente como cuando acompañamos el proceso con nuestra consciencia y nuestra mente.


Fuente: http://elmagicodespertardelossentidos.blogspot.com.es/2013/05/como-limpiar-los-minerales-las-piedras.html

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